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La Revolución de la Nueva Educación

Las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC), generan hoy en día, una revolución de mayor impacto en comparación a la que generó la escritura, la industrialización o la imprenta, esto debido a que ha constituido una sociedad del conocimiento a lo largo del mundo con el fin de acceder a la información y poder comunicarse mejor mediante las acciones a distancia, las acciones de red y las acciones asíncronas, como ejemplo de ello tenemos al comercio electrónico, chat, compra y venta de acciones por internet. Como resultado de estos avances tecnológicos, diversos sectores de la sociedad han ido evolucionando tal como la educación. Cabe señalar que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) expone que el uso de las TIC y la telefonía móvil puede impulsar y promover entornos de aprendizaje más eficaces.

Los docentes a menudo no exploran los entornos virtuales de aprendizaje en todo su potencial y solo adoptan un conjunto limitado de herramientas disponibles, asimismo algunos profesores comparten sus cursos entre ellos para fortalecer los entornos virtuales. Sin embargo, la enseñanza teórica puede complementarse con simulaciones digitales, lo que es una opción en la universidad para reforzar los conocimientos teóricos y experimentales (Deng et al., 2018). Las estrategias didácticas con material multimedia se pueden usar para proporcionar un desarrollo profesional a los profesores, para que tengan mejores prácticas efectivas de enseñanza. Las tecnologías basadas en las redes sociales como Facebook, Twitter e Instagram facilitan el debate en el aula virtual, pero los profesores pueden resistirse a estas tecnologías por temor a perder la capacidad de guiar el debate; esto favorece a las aulas virtuales y apoya en el rendimiento académico.

Comencemos por el principio: antes de hablar del papel de los medios en la escuela o de cómo introducir la cultura o la educación en los medios, tengamos el coraje de plantearnos el problema de fondo: ¿qué tiene que cambiar en el sistema educativo –desde el ministerio a las Facultades de educación, y desde la primaria hasta la universidad– para que la escuela se comunique con este país? Dicho de otro modo: ¿qué tiene que cambiar en el sistema educativo para que pueda hacerse cargo de lo que Panamá está viviendo y sufriendo, produciendo y creando, para que la escuela posibilite a niños y jóvenes una comprensión de su país que les capacite para ayudar a cambiarlo? Frente a los que ven en los medios de comunicación y las tecnologías de la NUEVA SOCIEDAD 169 35 información una de las causas del desastre moral y cultural del país, o su contrario, una especie de panacea, de solución mágica a los problemas de la educación, soy de los que piensan que nada le puede hacer más daño a la escuela que introducir modernizaciones tecnológicas sin antes cambiar el modelo de comunicación que subyace al sistema escolar: un modelo predominantemente vertical, autoritario, en la relación maestro-alumno, y linealmente secuencial en el aprendizaje. Meterle a ese modelo medios y tecnologías modernizantes es reforzar aún más los obstáculos que la escuela tiene para insertarse en la compleja y desconcertante realidad de nuestra sociedad. Al plantear como punto de partida no cómo usar los medios sino los cambios que necesita la escuela para interaccionar con el país, estoy haciendo frente a un malentendido que el sistema escolar no parece interesado en deshacer: la obstinada creencia de que los problemas que atraviesa la escuela pueden solucionarse sin transformar su modelo comunicativo/pedagógico, esto es con meras ayudas de tipo tecnológico. Y eso es un autoengaño: mientras permanezca la verticalidad en la relación docente y la secuencialidad en el modelo pedagógico no habrá tecnología capaz de sacar a la escuela del autismo en que vive. Por eso es indispensable partir de los problemas de comunicación antes de hablar de medios.

Referencia

AGUERRONDO, Inés: “La calidad de la educación, ejes para su definición y evaluación”, La educación. Revista Interamericana de Desarrollo Educativo, Nº116, III, 1993, OEA, Wash. DC