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Tener la “mente llena” puede ser un fardo muy pesado que nos impide descubrir nuevos problemas y apreciar aristas más enriquecedoras. Cuando asumimos como verdaderas muchas de las teorías que nos han transmitido en la escuela, le cerramos el paso a la duda y, por ende, a la creación. De hecho, los mayores descubrimientos del mundo se han llevado a cabo porque alguien no se dio por satisfecho con las respuestas de la ciencia y decidió explorar más allá del punto al que había llegado la comunidad científica.
Tradicionalmente, la educación que transcurre entre las cuatro paredes de un aula se ha comprendido como un proceso de transmisión de conocimientos.
“Un hombre que había dedicado toda su vida a leer sobre la filosofía budista, se enteró de que en la ciudad había un Gran Maestro y fue a conocerlo para recibir la iluminación”
Al cabo de un rato, el Maestro le brindó un poco de té y comenzó a verter el líquido en la taza. Sin embargo, una vez que estuvo llena, el Maestro no se detuvo, siguió vertiendo el té hasta derramarlo por la mesa y el suelo.
En cierto punto, el hombre, que no podía creer que un gran gurú fuese tan descuidado, le espetó: “¡Basta! ¿Acaso no te das cuenta de que estás derramando el té? La taza está llena.”
En ese momento el maestro se detuvo y le dijo tranquilamente: “Al igual que esta taza, tu mente está llena de ideas preconcebidas y de opiniones. ¿Cómo es posible que aprendas algo si no vacías tu taza?»
¡Uy! Es que esto de que sepamos que pensamos con el cerebro es muy nuevo. Yo les digo muchas veces a mis alumnos: “Sé que están seguros de que pensamos con el cerebro, pero ¿cómo lo saben? ¿Es que sienten el cerebro pensando o trabajando?”
Pues no, la verdad es que no lo sentimos. No hay nada que nos diga, ni siquiera , que pensamos con el cerebro. Lo sabemos porque nos lo ha enseñado la ciencia, la cultura, el conocimiento.
El propósito final de la educación STEM es preparar a las nuevas generaciones para vivir en un entorno en constante transformación y formarles en puestos de trabajo que ni siquiera aún existen en donde los estudiantes aprendan a desarrollar problemas diarias.
REFERENCIA
- José Luis Pinillos (2001). La mente humana. Ediciones Temas de Hoy. ISBN 9788484601388.
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